girazul

viernes, junio 17, 2005

el sonidista tení­a una remera de kiss

Llegamos a las nueve, tal como acordamos con la señora organizadora de la fecha, y fue, justamente ella, quien nos recibió. Ella, su mal humor, y el contingente de baile folklórico boliviano de balvanera, que se encontraba, casualidad mediante, ensayando en las instalaciones.
Los minutos se sucedieron. Ciertas sutiles señales (las ventanas y la puerta tapiados - los gritos histéricos de la anfitriona cada vez que alguien procuraba pasar mas de 15 segundos en la vereda del lugar) nos hicieron pensar que la señora no tení­a mucho interés en que la policía se diese cuenta de que en el recinto se iba a llevar a cabo un recital.
Terminó el ensayo del grupo de danzas. Nos abandonamos al riguroso ritual de los cables y los sonidos. Conectamos, sin la ayuda del sonidista kissero, por supuesto, como pudimos (nunca pensé que podrían caber tantos cables en tan pocos metros cuadrados de escenario) y empezamos a probar sonido. Primero fue la tanguera, a quienes les faltaba una guitarra que tuve que reemplazar, y despues fuimos nosotros. Como no podí­a ser de otra manera, las máquinas demostraron tener la última palabra -siempre- y asi fue que el SK20 de sebastián y la computadora decidieron NO funcionar. Quedó claro también que son inmunes a todo insulto.
La prueba de sonido estuvo bien, dejando de lado el hecho de que el piso se hundía a mis pies, dejandome al borde de una escandalosa caí­da sobre la baterí­a, estuvo bien y terminó con algo de público, 30 personas en el lugar, quizás, que no sabí­an si aplaudir o no. No estuvo mal.
Bajamos, vimos el corto de Christian Kofman, bebimos algunos de esos gigantisimos vasos de cerveza que se expendían en el salín, el peor vino de nuestras vidas, y tocamos.
El sonidista kissero tiró un poco para atrás los teclados, pero estuvo bien.
Despues tocó la tanguera, que abrió con Cochise, de Audioslave, sonó parejo y contundente, como siempre.
Hubo fotos, posters del Che y del Subcomandante Marcos pero de todas formas, la sensación sapodeotropozo no fue tan grande.
Cierta satisfacción lejana deja de lado mi ansiedad, fue mucho trabajo, gente, horas que se concentraron en 40 minutos de escenario.
Bastante para un sabado.
Muchas gracias.